miércoles, 21 de diciembre de 2016

DEBAJO DEL TIEMPO DETENIDO



Hacía tiempo que deseaba realizar aquel viaje. Un viaje por tierras de fe y negocios. “Aprender a vivir con lo mínimo,” solía mentir a todo aquel que le preguntaba por qué lo hacía. Aquel nublado día de invierno había guiado sus emociones hasta llegar a lo que un tiempo fue su hogar. Con paso cansado miró a lo alto de la Torre del Reloj. Cogió su sombrero y se lo puso en el pecho en forma de respeto. Se santiguó y entró en aquella Torre que alcanzaba un cielo sin sol.
Sus pasos, lentos.
Su respiración, profunda.
Su corazón, aquejaba los años vividos.
Su mirada, clavada en aquel reloj sostenido en una fina varilla metálica.
Desde su perspectiva, los números romanos del reloj aparecían en sentido contrario, como queriendo retroceder en el tiempo. Sus muertas manillas, detenidas, parecían a su vez querer detener el aire frío de aquella sala. Aquel ovalado reloj le mostraba lo que él quería que hubiera pasado. Recorrer un nuevo viaje por su ya gastada vida.
"¡Volver a verte!"
"¡Sentirte otra vez!"

Enmendar sus errores de juventud y expresar a Lucía sus sentimientos reales en ese mismo lugar. Debajo del tiempo detenido que nunca volvió. 

miércoles, 13 de abril de 2016

NIEVE DORMIDA

NIEVE DORMIDA

Sentada en el frío banco de la estación, Carmen esperaba con incertidumbre el tren. Un viaje, una ilusión, un encuentro. Cogida de la mano de su hijos, escuchó a la locomotora Mikado escupir su negro humo y soplar sus zapatas. Siete años después del fallecimiento de su marido Manuel, Carmen observaba como los vagones tirados por la locomotora la transportaba hacia la blanca nieve dormida. Bajó del tren y miró. Manuel le sonrió y mientras se confundían con el resto de la gente, el blanco humo de la locomotora brilló como nieve dormida en la ciudad.