Sus pasos,
temerosos, apenas le dejaban andar. Su respiración, rápida, hacía que su
corazón no parase de bombear el miedo por sus venas. Su arrepentimiento de
entrar en aquella casa abandonada desde hacía dos años no hacían más que
aparecer por su memoria, ahora confundida. Estaba sólo y quería dar marcha
atrás. Creía que había encontrado la solución a aquellas extrañas voces. Pero
aquel inexplicable portazo le paralizó por un instante. Se giró. Buscó una
salida y halló un haz de luz. Fue hacia él y cuando parecía que iba a encontrar
la salida, un fuerte golpe le tambaleó. Su cuerpo yacía sin respirar en el
suelo mientras un incómodo susurro se apoderaba de él.
Tres meses
después de la muerte de Christopher y después de una investigación policial por
su desaparición, Robert caminaba en plena oscuridad por aquella depuradora
abandonada. Su corazón bombeaba miedo mientras un haz de luz aparecía ante él.
Cuando creyó que había encontrado la salida, aquellas voces se oyeron sin una
explicación de su procedencia.