A las nueve, el
sonido de mensaje de móvil en forma de SMS sonó en la mesilla de Eva.
“¡Te quiero!”
Al leer el
mensaje Eva se extrañó, pero al rato se emocionó y contestó:
“¿En serio?”-le
contestó
Cuando Gael vio
la respuesta creyó que el mundo se le venía abajo. Su cabeza despistada, como
siempre, le había vuelto a pasar una nueva mala jugada.
¡Vaya! –le
orbitaron los ojos al ver el error que había cometido.
Gael era un chico
alegre, jovial pero realmente desorganizado.
Tú no te olvidas
la cabeza porque la tienes pegada –le solían decir.
Y qué razón
tenían. Gael Había mandado por error un SMS a la “otra” Eva.
¿Por qué no le
puse otro nombre en la lista de contactos?-se preguntó.
Su Eva de sus
sueños, dormía tranquilamente mientras que la otra Eva, no podía dormir en
respuesta de su mensaje.
¿Y ahora que le
contesto? –se dijo mientras el tren en el que viajaba llegaba a su destino.
-¡Ups! Lo siento.
Me equivoqué.
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